Respuesta:

Cuando hablo de pruebas racionales lo hago con total conocimien­to de causa porque soy egresado de la facultad de filosofía de mi país, Argentina y mi aceptación del Islam se debió a su fuerza, clari­dad y rigor místico, intelectual y lógico sin que exista contradicción entre estos distintos niveles del conocimiento.

Con relación a las pruebas lógicas de todos los mensajes proféticos se basan en la capacidad de los profetas de obrar milagros que por su naturaleza están más allá de poden ser realizados por cualquier otro ser humano en cualquiera sea la circunstancia. Además están acompañados de un desafío al resto de los mortales para hacer si son capaces algo semejante de lo que son totalmente impotentes. Estos milagros además están enmarcados en una conducta intachable que corrobo­ra y confirma su veracidad.

Los milagros proféticos tienen que ver con los avances humanos en los momentos en que los profetas son enviados por Dios pana dirigir a los hombres al conocimiento sublime del Creador y a la realización de su propia esencia. Por ejemplo, en tiempos de Moisés los egipcios habían desarrollado como nadie la magia y Dios otorgó a Moisés el poder de hacer milagros con su vara. Con ella derrotó a los magos de la corte del Faraón cuando arrojó su vara y se transformó en una serpiente que engulló a las artimañas ilusionistas de los magos. Con esa misma vara abrió las aguas del mar Rojo e hizo brotar de una roca en el desierto, doce fuentes de agua para cada una de las tribus de Israel, además de otros tantos prodigios que certificaba a la luz de los creyentes su condición de enviado del Ser Supremo.

En la época de Jesús (P), la ciencia más desarrollada era la medici­na, entonces Dios le confirió a Jesús el poder de curar a los enfermos de nacimiento, de resucitar a los muertos y otros milagros con los que se acrecentaba el número de los convencidos de su condición de representante de Dios.

Cuando vino el Profeta Muhammad (B.P.D.) la ciencia más exten­dida entre los árabes era la elocuencia, el uso de la lengua y la poe­sía. Dios dotóal Profeta de la palabra más elevada que jamás cono­cieron los árabes en toda su historia: el Corán, que en español signi­fica la recitación por excelencia. Los grandes poetas de la edad de oro de la literatura arábiga clásica dieron cuenta del milagro litera­rio y lingüístico del Sagrado Corán. También se rindieron a su ori­gen divino grandes hombres piadosos, místicos, teólogos, filósofos, científicos, juristas y estadistas en todas las épocas.

La fuerza del milagro coránico resalta con toda su magnificencia cuando los historiadores nos confirman que el Profeta Muhammad (B.P.D.) era un hombre de excelente reputación moral y piadosa y sobre todo que era iletrado y jamás había frecuentado a maestros de religión o letras.

Sheij Abdulkarim Paz




Respuesta:

Los fundamentos religiosos básicos de un musulmán son la fe en la existencia de un único Dios creador de todo cuanto existe y suma absoluta de todos los atributos de la perfección, que se revela en mayor medida al ser humano quien alcanza la cima de la representación divina en la persona de los profetas y mensajeros del Altísimo.

Por eso a la primera creencia monoteísta se he agrega la acepta­ción de la profecía de quienes han sido los elegidos de Dios por su pureza, piedad y virtud para que enseñe al resto de los hombres la revelación, les recuerden el sentido más pleno de su existencia, los guíe hacia la felicidad, los liberen de la tiranía de los falsos dioses y de la opresión de los gobiernos arrogantes.

Otra creencia básica junto al monoteísmo y a la profecía es la vida después de la muerte. El Profeta Muhammad (B.P.D.) enseñó que este mundo es con respecto al otro como el vientre de la madre con respecto a este mundo físico que habitamos. El ser humano ha sido creado por el Absoluto y Eterno para lo Absoluto y la Eternidad.

Este es apenas el mundo inferior y un pálido reflejo de la perfec­ción de los mundos metafísicos. Pero el alma humana es rehén de sus intenciones y acciones y la vida que sobreviene a la muerte está ligada al desarrollo del alma en este mundo. Si fue un alma arrogan­te, malvada y vil y no se arrepintió mientras tuvo tiempo, su alma experimentará un tipo de vida alejada de la misericordia de Dios y sufrirá pon el mal cometido contra sí mismo y a los demás. Si fue humilde, agradecida y reconoció el señorío divino y actuó para agraciarle y hacer el bien a los demás, su alma experimentará for­mas de ‘vida superiores y nada habrá sido en vano.

Es en esta creencia de la vida post-mortem y plena de sentido que el alma aprende a superar la angustia que he causan los límites y la ansiedad ante la muerte y el sin sentido o el vacío de las contradic­ciones entre su ser natural y sobrenatural, la contradicción entre el anhelo de lo absoluto de su naturaleza y las limitaciones físicas de su realidad corpórea.

Pon lo tanto la creencia en la otra vida y la justicia divina efectiva aunque supeditada a Su Misericordia es la tercera de las creencias básicas de un musulmán y de este modo el Islam responde a las tres preguntas fundamentales de todos los seres humanos que son, de dónde venimos, a dónde vamos o cuáles el objetivo de la vida y cómo hemos de procuran la plena felicidad.

De estas creencias básicas derivan otras que están contenidas en ellas, pero la doctrina islámica puntualiza para una mayor compren­sión de la religión algunos atributos de Dios como Su Señorío, Su Gobierno, Su Justicia, el libre albedrío humano y otros temas doctrinarios.

Lo importante es que en el Islam estos principios deben ser acep­tados por la razón, ya que una fe ciega o basada en mera imitación no es aceptada. El musulmán debe saber fundamentar lógicamente su creencia aunque sea en un nivel elemental.

Sheij Abdulkarim Paz




Respuesta:

Los musulmanes preferimos hablar de una tendencia a desarro­llar la Umma, que se oriente a unificar las distintas tendencias que pueden existir. La Organización de Países Islámicos que nuclea a más de 55 países musulmanes ode mayoría musulmana, puede ser un paso en este sentido que todavía está lejos de llegar a organizar como se debe a la Ummah.

La comunidad islámica está dividida en numerosos países, la ma­yoría de los cuales es dependiente en lo político y en lo económico de las grandes potencias, especialmente Estados Unidos.

Para nosotros, los musulmanes que tienden a organizar la Umma y devolverle su grandeza deben estar unidos tal como lo prescri­be el Sagrado Corán. Esa es la tendencia que más nos interesa, sin importar tanto sus diferencias, si son shiítas o sunnitas. Incluso en esta inquietud nos sentimos unidos a otros creyentes y a agnósticos de buena voluntad.

Sheij Abdulkarim Paz


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