Sus pueblos son eminentemente religiosos y ello hace que los gobiernos tengan necesariamente que tener muy en cuenta el factor religioso, ya sea que lo quieran poner en práctica en todas sus dimensiones o no. Desgraciadamente la mayoría de los países llamados islámicos poseen una estructura política, económica y cultural muy dependiente de los poderes centrales de Estados Unidos y de Europa y no quieren renunciar a algunos privilegios egoístas de esta dependencia en detrimento de una verdadera y efectiva democracia y de una profundización del modelo islámico de gobierno.
Sería mucho más enriquecedor que presentasen su legado cultural antes de tratar de imitar mal a occidente.
El crecimiento del factor islámico está provocando una transformación de las estructuras- hoy todavía muy dependientes y, seguramente en el futuro, la voluntad de los pueblos se verá más plasmada en una religiosidad más auténtica.
Sheij Abdulkarim Paz
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