¿El shador y la burka, es obligatorio para las creyentes musulmanas?

¿El shador y la burka, es obligatorio para las creyentes musulmanas?



Respuesta:

El shador se le llama a una especie de manto con que la mujer se cubre desde los pies a la cabeza. No es obligatorio, pero sí lo es que la mujer esté cubierta salvo sus pies, manos y rostro en el momento de rezar: Luego, la mujer musulmana debe cubrirse ante las perso­nas que no son sus íntimos padres, hijos, esposo,tíos, abuelos, nietos. El tipo de vestimenta así como los colores queda a su criterio. La vestimen­ta islámica es la misma que utilizó la Virgen María (P) y similar a aquella con la que se visten muchas monjas cristianas tomando el modelo de María, la paz sea con ella. En la biblia también se alude al velo de Raquel, la paz sea con ella.

Con respecto a la vestimenta de la mujer lo correcto es partir de que la mujer musulmana cree firmemente y acepta mediante su in­telecto que Dios ordenó en el Sagrado Corán, en el capitulo 24 Nur, La Luz, versículo 31, que la mujer se cubra sus encantos dejando al descubierto solamente su cara, repito, como Raquel en la Biblia, la Virgen María (P), Jadiya, la esposa del Profeta (B.P.D.), o Fátima (P), la hija del Profeta. A un creyente o a una creyente en Dios y en el Profeta Muhammad (B.P.D.) como él último de los Profetas, lo pri­mero que le preocupa es atraer la satisfacción de Dios Misericordio­so sobre sí y sentirse unido o unida a Él y amada por Su Señor. Lógicamente el bien redunda en provecho propio, Dios no necesita de nada.

Es en base a esta consideración primaria y profunda que intenta­rá en consonancia con la convicción de su corazón obedecer a Dios porque sabe que es infinitamente sabio y que toda orden suya es en su provecho. La gran mayoría de las mujeres que usa la vestimenta islámica lo hace por su propia convicción.

Muchas de ellas han tenido que luchar para poder defender su elección y en algunos lugares se han impuesto a pesar de las presio­nes y discriminaciones a las que han estado y están sujetas por ello.

Nos preguntamos cómo puede ser que alguien tenga cada día más libertad para mostrar su cuerpo y no la tenga para cubrirse. De todas maneras, veamos el tema de la moda que impera hoy en día en las sociedades occidentales donde las mujeres salen en las tapas de las revistas, en las propagandas de televisión y en la calle haciendo un culto de sus encantos corporales y mostrándolos a to­dos sin escrúpulos. ¿Es algo que tiene como fuente el discernimien­to y sabiduría o es un sentido de estética desprovisto de espirituali­dad y aferrado a una materialidad que termina socavando la forta­leza de las personas?

Si observamos la moda de principios del siglo pasado veremos que las actrices más osadas mostraban los tobillos, o un poquito más arriba, en las películas mudas de Hollywood al subir a una escalera, por ejemplo. Muchas mujeres seguramente verían eso como un es­cándalo que sólo algunas actrices era capaces de hacer. Seguramente las defensoras de aquel destape, dirían que no exageren, un poquito de belleza endulza la vida, no sean fanáticos o como dicen hoy, no sean fundamentalistas. Pero, lo que seguramente  pocos sospechaban en ese entonces, era que la osadía iba a lograr que en pocos años, la tendencia alcance los niveles que se ven en los desfiles ac­tuales de transparencia,las playas nudistas y topless de hoy. La cuestión aún no se detuvo y quizás el final de la carrera sea el amor libre en la vía pública, luego las relaciones homosexuales públicas y vaya a saberse qué otras cuestiones.

En términos sociológicos todo esto habrá representado en Occi­dente un experimento social de un siglo o un siglo y medio, tal vez dos, ¿pero después qué? Segu­ramente vendrá una reacción en nombre de valores humanos más elevados y dignos. Como sabiamente nos enseñan las Escrituras Sagradas, el hombre vale más por su espíritu y su cuerpo, es un maravilloso instrumento, no un fin en sí mismo.

Dios hizo al hombre de arcilla y sopló en él Su Espíritu. Satanás en la tradición profética quiere desnudar al hombre para que éste se concentre en lo más bajo de sus posibilidades de desarrollo, enton­ces lo dominará totalmente. En el mero ámbito material, Satanás es superior al hombre, pero no en el plano espiritual. Entiéndase bien que no quiero decir que el cuerpo no sea en sí un maravilloso signo de Dios, todo lo contrario, pero desprovisto del espíritu que le da sentido, el cuerpo es una cáscara sujeta a descomposición por más lifting o estiramiento que se le haga.

El Islam tiene sobre el deseo sexual una elevada valoración pero fija los límites para que esta bendición esté al servicio del hombre y no esclavice al hombre volviéndose una fuente de corrupción. Para que esto suceda ha cultivado el pudor y el recato en la vestimenta y fundamentalmente en el corazón y en la mirada.

En Occidente el equilibrio se ha perdido. Por una parte todos se alarman cuando ocurre una desgracia, una tragedia como una vio­lación, el abuso de un menor, el adulterio, algún sátiro asolando a jovencitas indefensas que pueden ser nuestras hijas (y axial deberíamos sentirlas a todas las abusadas que aparecen en las noticias), etc. Pero, por otra parte, en Occidente se exacerba el estímulo del deseo sexual generando todo tipo de desequilibrios psíquicos y emocionales. Por el contrario, la cobertu­ra en la vestimenta y el recato mantienen sana la sexualidad del hom­bre y la mujer. Los jóvenes alcanzan su madures natural y saludablemente, manteniendo un equilibrio entre la madurez mental y los deseos sexuales propios de la pubertad, y como el Islam recomienda el casamiento en la primera juventud, esa madurez y despertar lejos de los intempestuosos deseos desordenados por la súper estimulación, mas la cercanía de los padres, hace posible un casamiento fuerte, hermoso para los conyugues y equilibrado.

Sheij Abdulkarim Paz

 

 

 


Add new comment


About text formats

Plain text

  • No HTML tags allowed.
  • Lines and paragraphs break automatically.
  • Web page addresses and email addresses turn into links automatically.