El musulmán debe adorar a Dios, recordarlo, agradecerle y suplicarle. Debe hacerlo de una manera obligatoria cinco veces al día y de manera preferible durante todo el tiempo que pueda, sea mediante palabras, pensamiento y obras. Debe guardar buenas intenciones hacia Dios y hacia los demás esforzarse por desarrollar al máximo sus potencialidades físicas, síquicas y espirituales. Debe hacer obras buenas, todas las que pueda, sin descuidar su recreación, sana diversión y el cultivo de los afectos a la familia, hermanos en religión, amigos, y demás hombres de la sociedad. Debe prestar su colaboración en las tareas del hogar a su familia, ser solidario y atender los problemas de su barrio, ciudad o país, sin ser indiferente a las cuestiones de interés público. Debe instruirse y ser lo más beneficioso posible para la gente. Si tiene éxito en todas estas cosas, debe agradecer a Dios y no envanecerse, porque todo éxito verdadero viene de Dios.
Sheij Abdulkarim Paz
- 2126 views