Los talibanes, los wahhabis o el grupo GIA de Argelia son, en los hechos, enemigos del Islam que frenan el natural desarrollo de los musulmanes en sus países y sirven al estereotipo grotesco del Islam que algunos pretenden imponer en la opinión pública mundial. Si dejasen a los pueblos musulmanes desarrollar sus sociedades libremente sin interferir en los asuntos internos de estos países, el Islam, los auténticos sabios y el pueblo serían el mejor antídoto contra estas deformaciones fanáticas y anti populares que reciben apoyo externo.
El despertar de los musulmanes en el mundo, es gradual pero sin pausa. El Islam es una religión divina y coherente en el nivel lógico y práctico por lo que si no se interfiere con su natural desarrollo, ella misma contiene los mecanismos de auto defensa para corregir el rumbo de los musulmanes. Las deformaciones no son una consecuencia intrínseca del crecimiento del Islam. Hay intereses políticos y económicos externos que fomentan y dan fuerza a estas expresiones irracionales.
Sheij Abdulkarim Paz
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