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¿Por qué ayunan en el mes de Ramadán?

¿Por qué ayunan en el mes de Ramadán?

Respuesta:

Porque Dios lo ordenó expresamente en el Corán. "Fue prescrito para ustedes el ayuno como ha sido prescrito para las comunidades que os  precedieron" (S. Corán 2:184). El ayuno es un ejercicio de purificación y de reconcentración sobre nuestra relación con el Creador y sobre la verdadera naturaleza de las cosas. El sentido último es acrecentar la piedad y la cercanía a Dios.

Allí tomamos conciencia de que el alimento y los placeres accesi­bles durante el resto del año son bendiciones de Dios y que nosotros somos sus criaturas. Tomamos conciencia que esta vida es pasajera y que nuestra verdadera esencia no es el cuerpo y su deleite. Si bien el Islam no se opone a ellos, ni los considera intrínsecamente malos en modo alguno, sí insiste en su utilización correcta y en su condi­ción de medios para fines trascendentes como ser el conocimiento y adoración a Dios. Otra conciencia que se adquiere con el ayuno es sobre las condiciones que atraviesan los pobres y que están esperan­do de nuestra solidaridad con ellos. Al respecto dice un dicho del primer Imam, Ali ibn Abi Talib, la paz sea con el, Dios dispuso el sustento de los pobres en la riqueza de los ricos. Es decir que los pobres tienen derechos y los ricos tienen con ellos obligaciones que es algo muy distinto al concepto de mera limosna.

El ayuno no es sólo del cuerpo sino que hay una serie de cuestio­nes de orden espiritual que observar, conocidos como el ayuno de la lengua, de la mirada y del corazón. En definitiva es un periodo de recuerdo, de recogimiento. Como si a un pez lo sacasen del agua durante unas horas para que tome conciencia de que el agua es un don y que tanto el agua como él mismo está en manos de Dios, no son nada en forma independiente del favor de Dios.

¿Por qué ocurre esto en Ramadán? Porque en este mes de acuer­do con el Sagrado Corán se revelaron los Libros Sagrados, la Torah (Pentateuco), los Salmos de David, el Evangelio, el Corán. El ayuno, entonces es la purificación necesaria para lograr el estado más ade­cuado de preparación para asistir a las noches del Decreto en que tuvo lugar la revelación del Corán y en la que descienden los favo­res divinos como gotas infinitas de ese mar insondable que es la revelación del Todopoderoso.

Ramadán es pues el mes del descenso de la Revelación, la Guía y la Ilumi­nación con ella del universo y de los seres. Bienaventurados los que estén atentos y purificados en estos momentos: "En nombre de Dios el Compasivo, el Misericordioso lo hemos revelado en la noche del Decreto. Y ¿cómosabrás que es la noche del Decreto? La noche del Decreto vale más que mil meses. Los ángeles y el Espíritu descienden en ella con el permiso de Su Señor, para decretar todo asunto. ¡Es una noche de Paz hasta rayar el alba!" (S. Corán 97:1-5).

Estos versículos no deben llevar a pensar que el Islam está a favor de una predestinación o fatalismo absoluto. No es así. El Islam reco­noce el libre albedrío, pero nuestras decisiones no son lo único que está operando en la existencia. Nuestras intenciones inciden en lo que Dios determina para nosotros y en el destino que nos vamos forjando. Somos libres y responsables de nuestros actos pero obvia­mente no estamos solos en la creación y hay cosas a tener en cuenta, fundamentalmente la Voluntad de Dios, Su guía y Sus enseñanzas. La influencia de ángeles y demonios y otros seres metafísicos, en base a la obediencia y rebeldía con respecto a Dios. No solamente los factores del orden físico de la naturaleza o de los seres humanos conforman nuestra situación existencial.

Sheij Abdulkarim Paz