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No sólo el Islam prohíbe el consumo de cerdo. Como lo indican el Evangelio y la Tora, el consumo de cerdo era prohibido por las leyes alimenticias de religiones previas. La razón que comúnmente se da para esta prohibición es que la carne de cerdo es dañina para nuestra salud física y espiritual, ya que éste se alimenta con material sucio.


En el Islam todos somos iguales ante la justicia, ya sean reyes o campesinos, ricos o pobres, fuertes o débiles, hombres o mujeres, blancos o negros; en este sentido, aun el Profeta y los Imames son iguales a todos ellos. Los prejuicios y privilegios no deberían ser la medida para determinar dar a unos más de lo que se merecen y privar a otros de sus derechos. Esto se aplica también a la descendencia del Profeta.

Sin embargo, los chiitas tienen en tan alta estima a la progenie del Profeta en cumplimiento a lo dicho por el Corán:

... Di: 'yo no os pido salario a cambio, fuera de que améis a los parientes (familia del Profeta).”[1] [2]

La razón por la que el Corán pide a los fieles que tengan a la familia del profeta en alta estima, queda manifiesta cuando él muere. Sus hijos fueron tratados con una crueldad que no habían sufrido los hijos de profetas anteriores. Durante siglos, sus hijos vivieron bajo las circunstancias más terribles. A menudo eran torturados por largo tiempo en oscuros calabozos, decapitados, enterrados vivos y envenenados. Después de lograr relativamente la paz y la independencia, los chiitas trataron de compensar las crueldades por las que habían pasado los descendientes del Profeta a manos de los supuestos gobernantes Musulmanes.

 

[1] (Corán; 42:23)

[2] Sura La consulta 42:23; “los parientes”: la familia del Profeta, como lo afirma el versículo 33 de la Sura La coalición: “En verdad Dios quiere limpiaros, Oh gente de la Casa, de toda impureza y purificaros, una purificación completa. Estas frase hace referencia a Alí, Fátima, al- Hasan y al- Husayn(“los parientes” como dice 42:23) Esta interpretación queda evidenciada inequívocamente por el cambio de tono repentino, el cual separa esta frase de lo dicho anteriormente y de lo que se dice después. En su comentario del Corán, Yalal ad-Din as-Suyuti- el altamente estimado estudioso Sunnita- proporciona varias tradiciones que confirman la interpretación que se ha hecho aquí de los dos versículos en cuestión; ver Yalas ad-Din as-Suyuti, Al-Dhurr al-Manzur (Dar al-Marifah, Beirut), Vol. 5, p. 198-9 y Vol. 6, p. 7. [N. del T.]

 

Fuente: EL ISLAM Y EL HOMBRE CONTEMPORANEO, (Conjunto de preguntas realizadas a Al-lamah Tabātabā’i); Editorial Elhame Shargh

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente


Es cierto que los países musulmanes no están entre los más avanzados. Pero, preguntémonos: ¿en cuál de estos países se sigue el Islam verdaderamente? Decir que se es musulmán es distinto a practicar el Islam. ¿Aparte de algunos rituales privados que los musulmanes tienen como hábito —la oración, el ayuno, el hayy— se siguen las leyes legales y sociales del islam? ¡No! ¿Entonces, cómo atribuirle la debilidad de los musulmanes al Islam?

Podría decirse que si el Islam fuese una ideología progresista y sus principios condujeran al progreso social, habría gozado de popularidad y no se habría abandonado como hoy. Pero un vistazo a la situación de la democracia liberal desmiente esta idea. El comunismo ha resistido por muchos años el embate de la democracia liberal. No sólo eso, el comunismo ha asaltado a la democracia liberal en sus propios dominios —Europa y América— y cerca de la mitad de la población mundial está entre sus adeptos. Y esto lo ha logrado en menos de medio siglo desde su implantación. Entonces, ¿es válido decir que por lo anterior el comunismo es progresista y la democracia liberal retrógrada?[1]

Además, la decadencia ha asaltado no sólo a los países musulmanes; todos los países asiáticos y africanos —ya sean hindúes, budistas, cristianos o musulmanes— presentan un estado similar de decadencia. El problemade los países asiáticos y africanos, que son ricos en recursos naturales, es el asedio al que los somete el apetito voraz de occidente; al mismo tiempo que son la cantera inagotable de la que occidente saca sus materias primas, también son el mercado con el que éste inunda sus numerosos productos. Su población, musulmana o no, es esclava de los amos occidentales, y aunque estos cambien los pretextos por los cuales dominan a los países orientales, siempre los considerarán sus esclavos. Por lo tanto, mientras los países orientales sigan siendo esclavos obedientes del occidente, nunca progresarán.

En cuanto a la segunda parte de tu pregunta (¿deben reformarse los principios islámicos para que sean aceptados por la intelectualidad y sean congruentes con la ciencia moderna?), déjame decir que los principios islámicos, como los presentan el Corán y la Sunna, son – como es afirmado por ellosinmutables e inalterables. El islam (la religión verdadera), es el camino correcto, lo acepte o no la intelectualidad. Es ella la que necesita adherirse a la verdad; [ la verdad no puede inclinarse para halagar su vanagloria]. Dios, el Elevado, dice: “No cabe coacción en religión. La buena dirección se distingue claramente del descarrío.[2]

(Me hubiera gustado que me dieras ejemplos concretos de los principios islámicos que dices están en conflicto con la ciencia moderna).

 

[1] Aunque el ejemplo dado por Al-lamah ya no existe, la esencia de esta comparación, sin embargo, es verdadera. Lo que Al-lamah intenta mostrar es que el auge y caída de la popularidad de una ideología no es evidencia a favor o en contra de su verdad. La tierra era redonda aun cuando Galileo fuera perseguido por decirlo. Por lo tanto, aún si el Islam no fuera popular, eso no lo haría menos cierto. [N. del T.]

[2] (Corán; 2:256)

 

Fuente: EL ISLAM Y EL HOMBRE CONTEMPORANEO, (Conjunto de preguntas realizadas a Al-lamah Tabātabā’i); Editorial Elhame Shargh

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente


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